Curiosa
filmografía la de Gus Van Sant, que oscila entre el cine de autor y las
superproducciones, pero que, en todo caso, siempre dirige filmes con una
preocupación humanista por lo que sucede alrededor. Tierra prometida
pertenece al segundo bloque de filmes, el de grandes presupuestos (aquí 15
millones de dólares), para contarnos una historia de tintes ecologistas a
partir de los intentos de dos empleados de una multinacional de gas natural para
instalar una planta extractora en un pequeño pueblo de la América profunda.
viernes, 19 de abril de 2013
Fracking y buenas intenciones
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario