domingo, 14 de abril de 2013

Colegas de geriátrico



Existe una tendencia en el cine americano contemporáneo a rescatar a sus viejas leyendas para, desde la perspectiva de los años, caricaturizar algunos que los personajes que interpretaron en su época gloriosa. Tipos legales se enmarca dentro de esta tendencia con un esquema tan trillado como efectivo: el cine de colegas. En este caso, colegas de geriátrico. Porque el segundo largometraje como director del actor Fisher Stevens es un filme al servicio de sus tres personajes principales, tipos con más pasado que futuro que, en medio de una aventura alocada, a lo largo de una interminable noche, conducirán la trama hasta un final de lo más previsible.

         Para ello, Stevens cuenta con tres monstruos de la interpretación. Tres actores legendarios que componen personajes a modo de retazos de otros a los que encarnaron en su época de juventud. Christopher Walken, Al Pacino y Adam Arkin se elevan por encima de la propia trama de la cinta para ofrecernos un compendio paródico de los clichés que tantas veces interpretaron en la pantalla. Hay guiños explícitos a ese pasado glorioso, como el baile de Pacino en la discoteca, que nos remite al remake de Perfume de mujer, pero, sobre todo, hay una voluntad de reírse de sí mismo que da vida a una película irregular, un mero entretenimiento con tres grandes actores.
         Tipos legales transita entre la comedia y el thriller, pero quizás la edad de su protagonista haya hecho que el guión del debutante Noah Haidle se decante hacia los gags, de desigual fortuna, que salpican esta historia de lealtad personal y sentido del deber que, poco a poco, va perdiendo interés en su desarrollo y sólo sobrevive dignamente por el esplendoroso recital de su trío interpretativo.

Tipos legales (Fisher Stevens, 2012)

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