domingo, 25 de diciembre de 2011

El sombrero de John Wayne

El cine crea personajes que permanecen en la memoria muy poco tiempo, tipos que sobreviven, a lo sumo, diez años en el pensamiento colectivo. Los héroes tiene fecha de caducidad si sólo están cimentados en su forma de actuar. Pero el gran cine crea personajes eternos, porque son identificables. La gabardina de Sam Spade, el sombrero y el látigo de Indiana Jones o la cresta mohicana de Travis Bickle están tan unidos a los personajes como lo estuvieron los actores que los interpretaban.
La cazadora del anónimo personaje que interpreta Ryan Goslin en Drive (Nicolas Winding Fern, 2011) ha entrado a formar parte de ese atrezzo que identifica al personaje con una leyenda del cine. Una prenda más ochentera que una canción de Spandau Ballet, de un color indefinido -entre crema y plateado- y con un enorme alacrán rojo en la espalda. En fin, una cazadora que, si te la pones la primera vez que has quedado con una tía, te pueden ocurrir dos cosas: o que te mande a la mierda a los diez minutos o que sea la mujer de tu vida. Sin términos medios.

La cazadora del conductor de Drive es el sombrero de John Wayne en Centauros del desierto. Un símbolo de que el personaje que la porta es de fiar, se mueve por instintos benefactores y, por muy turbio que sea su pasado, se ha cambiado al lado de los buenos. Porque Drive es, en el fondo, un western moderno, una reinterpretación singular y vanguardista de los mecanismos narrativos del cine del oeste. El protagonista de Drive es un tipo que ayuda a una familia compuesta por una mujer joven y su hijo, a salir del entuerto en el que la ha metido el padre, un ex presidiario con cuentas pendientes. Un tipo que se enfrenta a los bajos fondos con una arma más que peculiar: su pericia automovilística. Un héroe solitario que lucha por la justicia como concepto universal, por el amor eterno a una mujer que sabe que nunca será suya.

Drive es violenta, sórdida y luminosa a la vez, una película llena de emociones encontradas, de navajas y miradas, de deseos y venganzas. Plagada de personajes intensos, más ricos en matices que un vino en la boca de un catador, de poesía de todos los tiempos, la que emana de la belleza y la que surge de la fealdad.

Id a ver Drive pensando que vais a ver un remake de Centauros del desierto y os daréis cuenta de que la cazadora del conductor está hecha del mismo material que el sombrero de John Wayne.


2011 - Drive - Nicolas Winding Refn por Altanisetta

Drive (Nicolas Winding Fern, 2011)


2 comentarios:

  1. Drive es una película interesante. El arranque es impresionante, pero después pierde fuelle. Winding Refn infrautiliza a Gosling y a Carey Mulligan, forzando una inexpresividad nada natural. La violencia, encuentro que tonalmente, pertenece a otro tipo de película. Eso sí, esa cazadora y esa banda sonora son muy memorables.

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  2. Como dice el amigo Raúl Cornejo de Vivir Rodando, Drive es uno de esos clásicos instantáneos que de tanto en tanto nos alegran la vida. Llena de matices, amor, silencios, humanidad, y violenca loca, también. Insuperable. La vi la semana pasada y mañana repetiré.

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