Tras el
éxito entre el público juvenil y adolescente de la saga Crepúsculo,
llega a nuestras pantallas la adaptación al cine de una nueva novela de la
escritora norteamericana Stephenie Meyer que, en esta ocasión, sustituye los
vampiros por alienígenas en el trasfondo de una almibarada historia de amor. The
host (no confundir con la magnífica película coreana del mismo nombre
dirigida por Bong Joon-Ho) parte de un planteamiento que recuerda a The
Village of de Damned, la cinta de culto de Wolf Rilla, y a algunos clásicos
del cine de serie B de ciencia-ficción, como La invasión de los ultracuerpos.
Pero esa impresión inicial se desvanece pronto cuando la trama futurista es
arrollada literalmente por una historia de amores imposibles entre las dos
vertientes de la protagonista femenina (la humana y la alienígena) y los dos
jóvenes guaperas que lideran la resistencia. Un amor tan gelatinoso y cargante
que no pasa de tórridos besos y una sensación que parece resucitar las
braguetas apretadas de la adolescencia más reprimida.
Y es que lo peor de The host no
es esa pretendida estética glamurosa que intenta recrear paisajes inhóspitos y
bellos como si de una revisión cutre del western se tratara, ni la pobreza de
recursos para poner en escena un futuro imperfecto, pese a los casi 50 millones
de dólares de presupuesto que manejó Andrew Niccol. Lo más preocupante, por el
hecho de que es un filme dirigido a un público potencial menor de 20 años, es
el insoportable tufo reaccionario que despide un filme en el que el amor carnal
se manifiesta por medio de castos besos, las voces en off remiten al
sentimiento de culpa y la conciencia cristiana y la sociedad extraterrestre se
parece sospechosamente al modelo soviético ya caduco. Una perversión ideológica
que recuerda al más rancio cine del franquismo en España o las cintas afines a
la paranoica caza de brujas en los Estados Unidos.
Por eso da cierta vergüenza ajena ver a
buenos actores, como William Hurt, Diane Kruger o Frances Fisher, oficiando de
secundarios de relleno y a Andrew Niccol, responsable de títulos tan
interesantes como Gattaca o Simone, dirigiendo con más recursos
pirotécnicos que estilo un filme que no sólo no pasará a la historia, sino que,
en unos años, caerá en el olvido incluso de los adolescentes de todo el mundo
que ahora lo veneran.
The Host (Andrew Niccol, 2013)
The
No hay comentarios:
Publicar un comentario